lunes, 16 de mayo de 2011

Indignaos


Indignaos se ha convertido en un best seller escrito por un ex combatiente de la resistencia francesa y redactor de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: Stéphane Hessel, de 93 años. El autor es un ciudadano judío, nacido en Alemania y nacionalizado francés posteriormente, una persona que ha vivido el horror de un campo de concentración y que publica este alegato de movilización destinado a la juventud, instándoles a abandonar la indiferencia en estos tiempos adversos.
“En situaciones como la presente, no debe existir espacio para la resignación o la apatía” afirma Hessel. Recuerda los tiempos en que formó parte de la Resistencia, en que la indignación frente a los nazis fue la causa que les impulsó hacia la lucha y la victoria y el motor de la reconstrucción posterior.
Ahora, Hessel, indignado por la absoluta decadencia actual, se pregunta cómo es posible que con las circunstancias del pasado, tras la Segunda Guerra Mundial, se pudiera crear una sociedad relativamente justa a pesar de la precariedad, y hoy, con la abundancia actual, tengamos que tolerar cambios que reducen y tiran por tierra el bienestar obtenido en tiempos mucho más adversos.
La situación actual es causa de la dictadura de los mercados: la ausencia de regulación de los sistemas de financiación ha convertido al mundo en un lugar muy injusto, con el consentimiento de los políticos que se han convertido en unas marionetas a voluntad de los mercados en vez de luchar por conseguir una sociedad basada en valores.
Europa está abandonando cobardemente los sólidos principios conseguidos para conciliar la libertad y la igualdad, la economía y una sociedad justa. Y en esta situación, la ciudadanía no debe callar.
José Luis Sampedro une sus reflexiones a las de Hessel, con un texto exclusivo para la edición española.

La indiferencia: la peor de las actitudes
Es cierto, las razones para indignarse pueden parecer hoy menos nítidas o el mundo, demasiado complejo. ¿Quién manda?, ¿quién decide? No siempre es fácil distinguir entre todas las corrientes que nos gobiernan. Ya no se trata de una pequeña élite cuyas artimañas comprendemos perfectamente. Es un mundo vasto, y nos damos cuenta de que es interdependiente. Vivimos en una interconectividad como no ha existido jamás. Pero en este mundo hay cosas insoportables. Para verlo, debemos observar bien, buscar. Yo le digo a los jóvenes: buscad un poco, encontraréis. La peor actitud es la indiferencia, decir “paso de todo, ya me las apaño”. Si os comportáis así, perdéis uno de los componentes esenciales que forman al hombre. Uno de los componentes indispensables: la facultad de indignación y el compromiso que la sigue.
Ya podemos identificar dos nuevos y grandes desafíos:
1.- La inmensa distancia que existe entre los muy pobres y los muy ricos…
2.- Los derechos humanos y la situación del planeta.

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